Tras los estragos de la Segunda Guerra Mundial y la subsiguiente era de la Guerra Fría, numerosas naciones se vieron obligadas a prepararse ante la posibilidad de un nuevo conflicto desatado por las tensiones entre potencias mundiales. Esta incertidumbre no solo afectaba al ámbito militar de los Estados, sino también a la industria, donde las grandes compañías se vieron compelidas a ser ingeniosas en previsión de cualquier eventualidad. Un ejemplo destacado de ello es el taller secreto de Saab, situado a más de 30 metros bajo tierra.
En medio del mayor conflicto bélico vivido en Europa en el siglo XX, Saab y la Administración de la Real Fuerza Aérea Sueca (KFF) emprendieron un proyecto secreto. Su objetivo consistía en construir una fábrica completamente subterránea, a una profundidad de poco más de 30 metros, en la zona industrial convencional de Saab en Tannefors, un distrito de la ciudad sueca de Linköping.
Ante el temor de posibles ataques aéreos por parte de sus enemigos y de que Suecia pudiera verse involucrada en el conflicto (ya que los países vecinos, Noruega y Dinamarca, habían sido ocupados por la Alemania nazi en 1940), Saab y la KFF decidieron poner en marcha la construcción de un taller subterráneo secreto que permitiera a la compañía seguir operando incluso en medio de un conflicto armado.
La construcción del taller secreto de Saab se inició en marzo de 1943 y se completó en diciembre de 1945. Aunque la Segunda Guerra Mundial ya había llegado a su fin para entonces, las décadas posteriores estuvieron marcadas por las tensiones generadas en el período de posguerra y la Guerra Fría. Saab se encargó de construir las instalaciones, mientras que la KFF era la propietaria y financiaba el taller hasta 1968, cuando la empresa automovilística escandinava se hizo cargo de él.
Durante muchos años, el taller secreto de Saab fue un misterio para la mayoría de los ciudadanos, y en la actualidad, son muy pocos los que, fuera de la empresa, han tenido la oportunidad de visitarlo. Para acceder a él, se utilizaban escaleras mecánicas, que en su momento fueron las más grandes de Suecia, y estaba protegido por tres puertas antiaéreas.
El taller abarcaba una superficie construida de más de 20 000 m², equivalente a cuatro campos de fútbol. Fue necesario extraer alrededor de 146 000 m³ de granito cerca del aeródromo para llevar a cabo su construcción. En el interior se encontraban talleres de ingeniería y de fabricación, comedores, cocinas, vestuarios y oficinas. En cada turno de trabajo, las instalaciones albergaban a aproximadamente 1000 personas. Además, se instaló un complejo sistema de aire acondicionado que permitía bombear aire fresco desde las montañas al interior del taller.
Estas instalaciones secretas y subterráneas de Saab estuvieron en funcionamiento hasta finales de la Guerra Fría. A principios de la década de 1990, con la Unión Soviética disuelta, y la unificación de Alemania tras la caída del Muro de Berlín, la instalación cesó su producción, pasando a ser un simple almacén.
Fuente: Periodismo del motor
