LOS INYECTORES DIÉSEL. QUÉ SON Y CUÁNDO LIMPIARLOS

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Con entender un poquito de motores, sabemos que los cilindros son una parte fundamental de los mismos, ya que según su disposición se pueden hacer diferentes clasificaciones que pueden abarcar desde el motor vertical hasta el motor de cilindro opuesto, pasando por el motor horizontal, el motor en V y el motor en W.

Pues bien, en el interior de cada cilindro viene alojado un inyector, que, controlado por la centralita electrónica, se encarga de pulverizar combustible hacia la cámara de combustión, donde se mezclará con el aire a elevadas temperaturas, alcanzando de esta forma la combustión.

El inyector está compuesto por las siguientes partes:

 

  • La Porta-tobera tiene la misión de canalizar el combustible hacia la cámara de presión. Se trata de un bloque de acero que ejerce de estructura base para montar el resto de componentes.
  • El inyector (o tobera) está fijado a la parte anterior con un manguito roscado. En su interior se encuentra la válvula de aguja, formando una cámara de presión estanca que oculta los orificios de salida del inyector. Esta pieza es un pistón cuya función es ejerce de compuerta de inyección, cerrando el paso de combustible cuando se halla en estado de reposo.
  • Un resorte produce este cierre estanco de la válvula contra el orificio de salida del inyector. De esta forma, la presión del combustible sobre la solapa cónica de la válvula aumenta de tal forma que consigue levantarla, venciendo la fuerza del resorte. En ese momento el combustible se inyecta a través de los orificios del inyector hacia la cámara de combustión del cilindro. Cuando esta inyección finaliza, el resorte vuelve a empujar la válvula de aguja contra el asiento de estanqueidad.
  • La varilla de empuje comunica el movimiento entre la válvula de aguja y el resorte.
  • Quien se encarga de ajustar la presión de inyección de combustible es el tornillo de reglaje.
  • La última parte es el racor de cierre. Su función es la de hermetizar el conjunto y permitir la vuelta del combustible residual al depósito, que se filtra durante el proceso de inyección entre la válvula de aguja y la porta-tobera, para lubricar el resto de elementos del inyector.

Sabiendo el funcionamiento de los inyectores, podemos hacernos una idea de lo importantes que son para el buen funcionamiento del motor. Un correcto mantenimiento de los mismos es esencial para que nuestro motor no acabe averiándose. Sin embargo, siempre cabe la posibilidad de que aparezca un inyector defectuoso, lo cual presenta algunos síntomas que el conductor puede detectar.

Algunos de estos síntomas pueden ser una pérdida de potencia o la dificultad del motor para mantenerse en ralentí. También, dificultad para arrancar o exceso de liberación de humo negro por el tubo de escape pueden ser otros factores que indiquen un mal funcionamiento de algún inyector.

 

Si creemos que el problema no requiere de visita al taller, algo no muy recomendable, podemos proceder a limpiar los inyectores con un producto específico para ello. Este producto se comercializa como aditivo que se añade al combustible cuando llenamos el tanque. Si bien su principal función es la de limpiar el sistema de inyección, no hay que esperar a tener problemas o exceso de suciedad para utilizarlo, ya que también es muy aconsejable como medida para evitar que estos problemas aparezcan. Lo ideal es utilizarlo cada 5000 kilómetros más o menos. La casa TRATAUTO nos ofrece distintos aditivos, tanto para diésel como gasolina.

Si vemos que los problemas aumentan o simplemente no se solucionan, debemos acudir a ese lugar que tiene que tener cada conductor: su taller de confianza.

Si eres de esos que todavía no lo tiene, talleres SPG o Profesional Plus son una gran opción.

 

Con un buen mantenimiento, los inyectores pueden llegar a durar toda la vida útil del vehículo, no obstante, se recomienda cambiarlos a la mitad de esta vida útil, que suelen ser los 150000 kilómetros. En Recambios Colón trabajamos con TDM para ofrecer unos inyectores de calidad a todos nuestros clientes.

 

Pero antes de llegar a tener que cambiarlos, podemos acoger algunos buenos hábitos para prolongar la vida de nuestros inyectores. Llenar con regularidad el depósito de carburante podría ser el primer buen hábito, ya que esa manera evitamos que se forme sedimentación en el tanque o la temida corrosión por condensación. Sabemos que el elevado precio del carburante en nuestros días puede dificultar que adquiramos esta costumbre, pero debemos pensar que una vez lleno el depósito, el gasto es el mismo si intentamos mantener la aguja siempre de mitad a arriba, que de mitad abajo.

Por cierto, utilizar carburante de calidad, con sus buenos aditivos, también es muy aconsejable. Cambiar aceite y filtros a su debido tiempo y descarbonizar periódicamente el motor podrían ser otras buenas costumbres que alargarían la vida de nuestros inyectores.

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