A ninguno se nos escapa que, aunque existen informaciones contradictorias al respecto, hay una corriente masiva que en pos de erradicar la contaminación, tratan de meternos la cultura del motor eléctrico con calzador.
Como en todo tema de calado e importancia global, debe haber voces a favor y en contra, lo cual es síntoma de una sana democracia. El problema viene cuando las voces en contra son minimizadas o directamente acalladas, y las que están a favor se ven ensalzadas por montones de billetes.
Numerosos estudios e informes indican que para que el futuro verde que abanderan los eléctricos sea viable, deben cumplirse ciertos puntos que, de momento, no se están realizando.
Obtención de una energía 100% ecológica.
Actualmente, el mix de electricidad generada con el que se recargan los vehículos con motor eléctrico, proviene en gran parte de los combustibles fósiles y de las centrales nucleares, no llegando ni a un 20% de procedencia renovable.
Escasez energética.
Algunos países, como Suiza, ya han puesto sobre la mesa este tema. En un horizonte en el que todos los vehículos deban funcionar con energía eléctrica, tenemos que tener una infraestructura capaz de generar toda esta electricidad. Sin una red totalmente preparada para ofrecer esta demanda, existiría peligro de apagones generalizados por falta de suministro.
Fabricación.
La elaboración de este tipo de vehículo también es un punto pendiente, ya que el proceso de producción y refinamiento de los materiales necesarios para su fabricación puede suponer la generación de 3 toneladas más de CO2 que en el caso del vehículo de combustión.
Reciclaje.
Una pregunta que muchos nos hemos hecho al tratar el tema que nos ocupa es ¿qué pasará con todas las baterías que impulsan estos vehículos cuando finalice su vida útil?
Se prevé que la acumulación de baterías procedentes de automóviles eléctricos superará en 2025 los 3,4 millones de paquetes. Y con la tecnología actual, somos capaces de reciclar hasta el 70% de los materiales que componen estas baterías. El problema, a priori, es la falta de industria que se dedique al tratamiento de este tipo de residuos. En Europa, la planta más grande que actualmente se dedica a este ámbito se encuentra en Noruega, aunque en nutro país ya se trabaja en la construcción de la primera planta de reciclaje de baterías de vehículos eléctricos en la Península Ibérica.
Una vez salvados estos cuatro puntos, sí que podríamos hablar de una eficiencia energética con la que estaría de acuerdo hasta el más ecologista. Y la transición que promete la Unión Europea no generaría tantas dudas en el público más crítico.
Y, hablando de la Unión Europea, llegamos al punto que da título a este artículo.
Sí, a la prohibición que plantea Europa a la fabricación de motores de combustión le ha salido una voz discordante, y no proviene de un país cualquiera. El socio europeo más importante dice que apuesta por el hidrógeno y los combustibles sintéticos. ¿Cómo sentará esta noticia entre los que ya lo veían todo eléctrico?
A ver, no es que Alemania esté en contra del motor eléctrico ni mucho menos, pero sí que quiere añadir un “pero” a la propuesta.
Michael Theurer, el secretario de Estado de Transporte de Alemania, ha declarado en la última reunión de ministros de Transporte y Energía de la UE en Estocolmo, que “Alemania está convencida de que los vehículos eléctricos de batería son el camino a seguir”. No obstante, solicita a la Comisión Europea que no cierre la puerta a las tecnologías libres de CO₂ que darían cierto margen de supervivencia a los motores de combustión. “Necesitamos la tecnología de pila de combustible de hidrógeno y también los e-combustibles, especialmente en vehículos pesados”.
Insiste en la necesidad de seguir desarrollando combustibles sintéticos obtenidos a partir de energías renovables, ya que los e-fuels no provienen del petróleo y son considerados neutros en emisiones: están fabricados artificialmente a partir de aire, agua y energía, y en su combustión devuelven a la atmósfera el CO₂ de su fabricación, como ya os contamos en este otro artículo.